Fernando Andrés Sabag Montiel durante la noche del primero de septiembre se abrió paso entre los militantes que realizaban una vigilia por Cristina Kirchner en Juncal y Uruguay. Cuando la vicepresidenta arribó a su domicilio, se acercó a saludar a los manifestantes y a firmar algunos ejemplares de su libro, tras el pedido de condena en el juicio por la obra pública en Santa Cruz. En ese momento, el acusado sacó el arma y gatilló, sin embargo la bala no salió a pesar de estar cargada con cinco balas.
La investigación quedó a cargo de la jueza federal María Eugenia Capuchetti y del fiscal Carlos Rívolo.
Durante las primeras horas de la madrugada, un hombre declaró ante la Policía que el acusado era quien le alquilaba una casa en el partido bonaerense de San Martín. Esta mañana efectivos de la policía se acercaron hasta el domicilio. En el lugar, hallaron 100 balas calibre 9 milímetros, repartidas en dos cajas de 50.
Montiel vivía en un monoambiente de 15 m2 ubicado en San Martín. En el lugar las fuerzas policiales se encotraron con una situación de precariedad y desorden. Fabricio Peirucci, mejor amigo del dueño de la casa, afirmó que «todo esto no está así desordenado porque la policía revolvió estaba así antes de que empezarán a revisar».
En sus redes, el atacante seguía a diferentes cuentas de grupos radicalizados o de odio, que se presentan como «logias» o «órdenes masónicas», todas sus cuentas han sido dadas de baja durante la madrugada.
Mario, quien dijo ser amigo del acusado, a quien no veía desde hacía diez meses. En declaraciones formuladas a Telefé, elaboró una semblanza de Sabag Montiel: «Era un marginal, no tenía nada que perder, especialmente después de la muerte de su madre. Se podía esperar cualquier cosa de él. Sabiendo que era ‘Tedi’ -tal como lo apodaban-, no me extrañó que llevara el arma».